a
Ramiro "Mister" García Morete

Ramiro García Morete: “Me aferré a grabar como método de supervivencia”

Foto: Manuel Cascallar

El cantante y guitarrista de Las Armas Bs.As. editó el sencillo La noche que me echaron de mi propio cumpleaños y luego tuvo un gesto desmesurado: compartió más de 40 grabaciones de su archivo personal.

El viernes 4 de junio Ramiro ‘Mister’ García Morete cumplió 40 años y lo celebró como solo un antihéroe de su talla podía hacerlo: sacando nueva música. Como si replicara una de las bromas propias de una de las películas de Noah Baumbach La noche que me echaron de mi propio cumpleaños es una canción desencantada y de tierna frustración, donde las distorsiones austeras de la guitarra acarrean todo lo que puede salir mal en una fiesta: desde trucos de magia arruinados hasta manteles manchados con vino barato. 

Con las velas de la torta todavía humeantes Mister despachó dos días después El último baile (40 Sobras Principales), un compilado de 40 grabaciones caseras entre las cientas que tiene en su haber. El oyente que se anime a esa colección de canciones podrá encontrar baladas, lentos, temas rockeros, acústicos, de folk y soul, secuencias postpunk, sonidos crudos, recortes, reversiones, homenajes, sentimientos sampleados, susurros abismales y ensayos descorazonadores. Todo un collage de estadíos emocionales y referencias culturales. 

Basta leer los títulos como El amor no existe, Nada ni nadie va a domar a este corazón, Domingo de pena, resaca y todo eso que ya sabemos o El bardo y el arte de perder para entender el tono del relato que propone Mister. Se trata de una gran comedia romántica, apoyada en el infortunio y en la derrota, en la felicidad breve de los encuentros y en las repercusiones de las distancias.  

En estas ‘sobras’ pueden rastrearse huellas de la trayectoria de Mister. Algunos temas datan del 2005 y 2008, época bisagra entre La Colifa y Miro y su Fabulosa Orquesta de Juguete, cuando utilizaba el Sound Forge y grababa por medio del micrófono de la computadora maquetas “con un sonido espantoso”. Pero en su mayoría las canciones empezaron a surgir a partir de abril del año pasado, en ese intervalo que fue —y sigue siendo— la cuarentena, cuando Ramiro incorporó un micrófono Behringer C-1 y una placa de sonido M- Audio. Entre las vastas sonoridades y registros de El último baile pueden descubrirse coqueteos con el hip hop —como el canturreo de Guerrera Interestelar— que remiten a su disco solista Mixtape (2018), e incluso el bosquejo de la tercera parte de La Habitación, tema que Las Armas Bs.As. viene ampliando desde los discos Incógnito (2020) y El Camino No Elegido (2016) . 

Las versiones de El último baile fueron grabadas con recursos limitados para que las emociones e ideas del momento no se desvanecieran. Lo interesante es que en esa espontaneidad subyace una madurez que crece con cada canción o esbozo de canción. No hay manera incorrecta de escuchar esta suerte de disco, que se disfruta tanto más cuando uno lo entiende como lo que es: una rareza, un proceso, una posibilidad de adentrarse en una habitación dada vuelta, de echarle un vistazo a los garabatos catárticos de algunos cuadernos íntimos, de dejarse llevar por las imágenes secretas y pintorescas de una noche que, en cierto punto, se volvió imposible de atravesar.   

La invitación a este imaginario es temporal. El último baile estará disponible hasta el domingo. Mientras tanto, ADM aprovechó para hablar con Mister sobre las formas de vincularse con la música, las implicancias del formato y las valoraciones del oficio de un hacedor de canciones. 

¿Cómo surgió La noche que me echaron de mi propio cumpleaños?

Es una de las tantas canciones que vengo grabando en casa desde hace un año. Siempre es con una finalidad enteramente intuitiva y casi constante pero que, en algún momento, por razones azarosas, se produce que algunas de las canciones pasan a una instancia superadora. Algunas se trabajan prioritariamente con las Armas. Otras, quizás, por accidente o por circunstancias inusitadas, llegan a las manos de otra persona que las interviene. El año pasado el simple de boleros con Las Flores se dio un poco de esa manera. Y acá ocurrió que hice esta canción y, justo hablando con Edu Morote, le pedí si podía grabar una batería. Me parecía que el tema de por sí sonaba, que tenía mucha respiración. Después le pedí a Gabo Ricci Liajovetzky que grabara un bajo y listo. Generalmente maqueteo con el objetivo de sacarme de encima la idea que tengo en la mente. Soy bastante impulsivo y veloz en eso. Después me queda asentado ese boceto para trabajar, para pulir o no con Lucas (Gregorini, guitarrista de Las Armas), o con quien fuera. También se daba como una fecha inminente que potenciaba el chiste. El año pasado también ocurrió algo similar con Oh La Plata, con los teclados de Julián Rossini, que me dijo ‘che, lo tendrías que sacar el 19 de noviembre’. Acá aplicamos el mismo método. No es que la canción tuviera algo en particular en relación al resto de las otras que hice sino que intervinieron esos factores, algunos azarosos y otros muy técnicos. 

¿Entonces no es que venías pensando la letra porque se acercaba tu cumpleaños?

Las letras jamás las pienso en un modo unidimensional o estrictamente autobiográfico. Juego con personajes y narradores, con imágenes. Me parece que te echen de tu propio cumpleaños es una frase que tiene potencia y que a la vez puede tener significados múltiples. Creo que en este año, más allá de las particularidades, a todos nos echaron de nuestras propias fiestas, de nuestros propios planes, ¿no? Ese es uno de los sentidos que encuentro, más que el anecdótico o el superficial, en el sentido de la primera superficie de un relato. La sensación de alguien a quien lo expulsaron de ciertos espacios. Entiendo que la canción narra un poco alegóricamente, con cierto humor un tanto cretino, esa situación, pero no sé si habla particularmente de un cumpleaños. Uno trabaja con emociones, no con eventos. En todo caso puede servirse de eventos, eventos ficticios o no, para expresar esas emociones. Y a veces estas se vinculan con diferentes sensaciones. Entonces el cumpleaños, por situarnos concretamente en esta canción, podría condensar un montón de situaciones. El trabajo del narrador o de quien hace canciones es trascender lo particular para generar algún tipo de lazo universal. 

Días después de La noche… lanzaste el disco con los 40 temas. Lo presentaste como sobras.

Si indagara en mi propio pensamiento me cuestionaría mucho haber utilizado el término ‘sobras’. Me parece que lo espontáneo de la publicación hizo que antepusiera una humorada. De todas maneras el título creo que es El último baile. Pero con lo de humorada me refiero a poner de manifiesto lo que, quizás, algunos piensan sobre ciertos tipos de producciones artísticas. Claramente no considero que sean sobras y que, en términos técnicos, no son las publicaciones oficiales, pero me parece que el «disco», por llamarlo así, interpela esa clase de parámetros. ¿Qué es una obra? ¿Qué no lo es? ¿Qué merece ser publicable y qué no? Es un elogio de la desmesura, pero no es un elogio de la desidia. No sé, soy un gran cultor del aprendizaje, por haber sido una persona que no se formó académica o formalmente en la música. Siempre he estado muy atento a no apoyarme y escudarme sólo en la intuición y decir ‘bueno, ¿para qué necesito ciertas herramientas?’ No, no. Creo que hay que formarse, que mejorar, y valoro mucho las obras acabadas y depuradas. Lo que estoy planteando es que la expresión no puede ser atomizada o estandarizada, que uno no siempre necesita contar o decir lo mismo. Entonces, así como hay obras que tienen que estar doradísimas y acabadas como un disco de los Beach Boys, también hay obras como The Basement Tapes, de Dylan, que son magníficas así como están. 

¿Y por qué dar esta reflexión ahora? 

Creo que puedo decir algo así en este momento porque siento que la banda de la cual formo parte ha grabado discos de una calidad más que respetable. No es que esté suscribiendo a esta cuestión un tanto ególatra de ‘escúchenme y mírenme, no importa cómo lo hago’, que a veces puede ser uno de los riesgos de las bondades tecnológicas, todos en algún momento incurrimos en ser superados por la ansiedad. Pero hay otras veces en que eso no es ansiedad, es urgencia. No es lo mismo. Estas canciones son urgentes, aún cuando algunas fueron grabadas hace un año. La urgencia no tiene que ver con el apuro, tiene que ver con algo que se respira ahí. Creo que necesitaban ser registradas. Hay que permitirse registrar o exponer la obra desde el lugar que más le corresponda. En este caso me parece que el proceso era inherente a la obra. Son 40 entre cientos de canciones. Quizás no tengan que ser terminadas y acabadas porque hablan de cosas que no necesariamente están terminadas y acabadas. De hecho el arte reside en el conflicto y en el misterio, por ende me cuestionaría mucho la idea de acabado pero bueno, eso es una discusión posterior. Particularmente estos temas son inherentemente imperfectos. Entonces, ¿por qué habría que grabarlos o presentarlos de manera perfecta? No sé, es todo una gran pregunta. Hay que permitirse variar. 

Es como si predominara la tendencia a no mostrar el lado B de lo que se lanza, incluso si lo que sale tiene una estética lo-fi. 

Es que no hay reglas absolutas. Yo no aplico siempre el mismo método para cualquier canción, desde el lenguaje mismo, desde la construcción interna de la canción hasta el modo en que la expongo y la divulgo. A mí la estandarización es algo que me preocupa en el modo de escucha y en el modo de producción. A veces está sujeto a plataformas, a sistemas falsamente democráticos, pero también a la posición que toma uno. Insisto: si yo no me permitiera grabar discos de alta calidad sonora —o de intentarlo al menos— y de respetar los procesos, quizás este disco parecería un exabrupto. Para Incógnito, el último disco de Las Armas que dura 15 minutos nos tomamos casi tres años, y precisamente por eso tengo derecho a decir que la extensión de las cosas responde a la atención que genera y al discurso que esté implícito en ese texto, en esa obra. Entonces hay canciones o discos que quizás no requieran tanto tiempo de postproducción, de mezcla, o de divulgación y promoción. ¿Por qué tratar a todo por igual? ¿O por qué esperar a salir un viernes para entrar en una lista que está paga? Qué sé yo, por suerte no tengo certezas. Ninguna de estas canciones son certezas, son preguntas. Hay pequeños detalles que no están cerrados, pero que creo generan otro vínculo, ni mejor o peor. Cualquiera puede vincularse de un modo distinto al que te vincularías con La noche que me echaron de mi propio cumpleaños, que es una canción «oficial». Son vínculos distintos.

¿Crees que se establece una línea temática entre los temas?

Soy obsesivo con la construcción de universos para pensar un disco. Con Las Armas hacemos eso. Incluso los discos entre sí forman un relato, siempre hablando en términos estéticos, no sólo líricos. Me parece que este compilado de canciones construye un discurso en cuanto a la cohesión sonora y metódica. Casi todas las canciones fueron primeras tomas, escritas y grabadas en dos, tres horas. Líricamente tiene esa cosa de película romántica de los 80. Si bien se tocan temas veladamente políticos, hay como una gran historia de amor ahí, muy tradicional y que pasa por diferentes instancias. Una historia de amor implica que haya muchas historias de amor. No siempre se habla de una sola persona o un solo vínculo. Tiene muchas acepciones. Me parece que si alguien se permite  —y yo de verdad no esperaba que alguien escuchara las 40 canciones—  creo que entiende que, más allá de los saltos como en cualquier película, hay un hilo narrativo no necesariamente cronológico. El orden de las canciones fue aleatorio, excepto al principio, con las primeras cuatro. Pero después las fui cargando al Bandcamp hasta que llegué al número cuarenta.

¿En lo personal cómo atravesaste la creación de este material? 

Antes de cualquier enfoque filosófico, esas canciones nacen del dolor. En lo personal paralelamente a la pandemia fue un año de muchas pérdidas: físicas y simbólicas. Obviemos los detalles. En lo que sí incidió el contexto fue y es  que por  primera vez no estuvieron ni los recitales y los ensayos como válvula de escape. Así que me aferré a grabar como método de supervivencia. Me parece importante remarcar esto porque sería injusto o inexacto anteponer mis ideas a mis emociones. Y esta música soy básicamente yo medio hecho mierda grabando hasta dejar de estarlo. Y creo que ya estoy mejor

¿Por qué vas a dejar El último baile solamente hasta el domingo? 

Primero porque fue una decisión bastante espontánea. Fue un sábado a la noche, lo último que te recomendaría una mánager. Pero bueno, venía conversando con varios y varias colegas sobre esta tiranía autoimpuesta de suscribir a ciertas lógicas. Lo cierto es que, desde que existe Las Armas, mi prioridad es la banda. Como no es un momento normal o regular para nadie, muchas cuestiones del proceso natural de una banda están extrañadas. No sé si algunas de estas canciones las voy a querer reformular con ellos. Pero es sólo por eso, si estuviéramos ensayando todas las semanas ya tendría claro qué canciones serían. Algunas, de hecho, no entraron en este compilado porque las quiero probar en la sala con ellos, ver en qué decantan. Todo va a estar sujeto a eso. Igual, no es sólo una cuestión de membresía con Las Armas sino que tengo claro que mi prioridad es publicar las mejores canciones, o lo que pueda lograr mejor. Esto es sólo un llamado de atención, de que ‘che, no todo tiene que ser de la misma manera’. Capaz que suene pretencioso, porque nadie se muere por escuchar mis canciones, pero también me parece interesante que alguien proponga esto: tenés una semana para escuchar estos temas. No sé si va a ser un disco que se pueda escuchar dos veces. Capaz sea la experiencia de eso, de vincularse así. Tampoco tengo porqué tener en claro lo que espero del resto. No sé. Si estas canciones no fueron creadas con claridad, no fueron publicadas con claridad, ¿por qué tendrían que tener claridad en mi ‘plan maestro’? Eso no significa que no haya coherencia. La hay, pero parte de mi coherencia es aceptar la duda y la pregunta como algo inherente al arte.

El último baile (40 Sobras Principales) estará disponible hasta el domingo. Lo podés escuchar por acá:
https://mister32.bandcamp.com/album/el-ltimo-baile-40-sobras-principales