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La Sánchez Viamonte presenta Camping

El regreso de La Sánchez Viamonte en el Teatro Bar junto a Puebla

Foto: Mane Siccardi.

El viernes 17 de septiembre la banda adelantará su nuevo sonido más rockero y pop con nuevas canciones.

Luego de su disco homónimo donde las guitarras y la voz calma de Carmen Sánchez Viamonte ponían el folk como una veta cálida en la escena emergente platense, el sexteto se vuelca a lo irresistible del pop desde matices impredecibles, con estribillos caóticos como los de “Vivo Desarmado” a un rock minimalista como el que predomina en su último sencillo Camping.

Tras la abstinencia de escenarios su primera fecha en el Teatro Bar junto a Puebla tiene un peso significativo. Para La Sánchez la propuesta de volver al vivo será enriquecedora y dinámica. Además de Carmen, al sexteto lo integran Juan Pedro Lucesole, guitarra eléctrica y productor, Pablo Martin (teclado), Nicolás Marini (bajo), Rodrigo Sánchez Viamonte (flauta traversa) y Santiago Oñate (batería). 

En conversación con ADM, la líder de la banda nos lleva en un recorrido por el proceso creativo de la banda y reflexiona sobre el sentido de comunidad, dentro y fuera del arte.

“Será que estamos viejos y entendemos la importancia de esto”. Tomando esa línea de Volviste Desarmado. ¿Cómo se preparan para la fecha del sábado con Puebla y qué valores a nivel banda se resignificaron en este tiempo fuera?

Muchas cosas. Volver a tocar es súper significativo y movilizante desde muchos lados. Primero el reencuentro con el público, que le da sentido a lo que hacemos. El estar afuera reorganizó lo laboral y eso se transmitió a lo personal. La situación que nos toca vivir ordenó mucho las prioridades. Y eso, justamente, las prioridades de qué es realmente importante y qué no, y por qué cosas vale la pena preocuparse y qué cosas son más pasajeras.

Habiendo vivido tu etapa solista, te he leído decir en varias ocasiones que miliitás y te sentis más completa trabajando en grupo, que de alguna forma tiene su connotación feminista en el sentido de unión y colaboración. ¿Sentís que, siendo una banda, la construcción es no solo más fácil sino más rica que en solitario? 

Si, totalmente. Las bandas son un desafío en un sentido porque, bueno, uno cuando está solo puede hacer lo que quiera básicamente. Y eso tiene sus beneficios pero también para mí es exactamente la palabra que usaste, es enriquecedor. Siempre el contacto con otros es enriquecedor, siempre que la opinión del otro sea desde un lugar de amor y respeto es enriquecedora y nos enseña a salir de nuestro propio mundillo interno y ver las distintas aristas en todo. Y eso sirve para apuntar a lo bueno y también para defenderse de lo malo. Ya saliendo de las canciones me refiero al ambiente de la música que tiene, ahora cada vez menos por suerte, pero sigue teniendo, muchos aspectos o personalidades hostiles, y al hacer esto en equipo una también se siente mucho más sostenida. El trabajo en redes que también conecta con el feminismo me parece muy fundamental. Ahora también está volviendo mucho la frase “Nadie se salva solo” con respecto a las vacunas. Somos una humanidad, somos una comunidad y todo lo que sea en grupo, para mí, nos hace crecer en todo sentido de la palabra.

Parte de tu inspiración como compositora proviene de lugares particulares, donde uno como platense puede verse representado. ¿Durante la pandemia a qué lugares te escapabas mentalmente para inspirarte? ¿O encontraste otro punto de partida para las letras?

Es loco que lo menciones porque si bien como decís en esos lugares no se podía estar, seguían siendo mi inspiración. Yo vivo lejos de la ciudad, y sin embargo es algo que aparece mucho en mis canciones. Al menos no sé si literalmente, pero son parte del imaginario de las letras. Después no sé si es algo que se refleja. La inspiración muchas veces era eso, pensar en el futuro, en las fechas del futuro, los reencuentros. Todo eso que ya estamos viviendo y ahora empezó a aparecer como deseo y como fantasía en las canciones nuevas.

Saliendo más de las letras y de lo poético, cambiamos un poco en lo musical. Las canciones nuevas son un poco más rockeras, inclusive un poco más pop que las anteriores, dejando un poquito el folk que está más en nuestro primer disco como banda. Lo que viene es un poco más rockero, popero y sencillo, también más minimalista.

A la hora de explorar nuevos sonidos, ¿es algo que van a buscar? ¿O por los consumos que tienen lo experimental los encuentra a ustedes?

 Las decisiones con respecto a esas direcciones suelen pasar por Juan (Lucesole) y por mí. Juan es el guitarrista de la banda y ahora también está junto conmigo en el rol de productor musical. Y entonces entre los dos decidimos, antes de pasarle el material a la banda, qué rumbo van a tomar las canciones. Eso tiene que ver con muchos factores. Pero en general sí, tiene que ver con la inspiración. Creo que las canciones de otros son como el alimento para componer después. Obviamente no me refiero a la copia literal, pero sí a la inspiración. Creo que hacer canciones siempre es, permanentemente, una imitación de nuestro entorno, la humanidad en sí es eso, ¿no? Lo que estamos escuchando en el momento siempre tiene mucho que ver. También hay algo de misterioso en ese punto de la inspiración y en ese lugar del que vienen las canciones, que es un poco la magia que tiene componer.

¿Hay alguna canción con la que se hayan reencontrado al no haberla tocado en vivo o que se haya incorporado al setlist?

Nos pasó con De flores celestes, que es una canción de nuestro primer disco, que la hemos tocado mucho mucho y ha sonado en distintos lugares. Tiene un peso simbólico bastante fuerte, por lo menos para nosotros. Es una canción que habla, básicamente, del país  y de la libertad de Latinoamérica. Es una canción que compuse hace varios años, mucho antes de la banda. Las canciones en algún punto se empiezan a gastar. Uno se empieza a cansar de ellas y siempre es necesario, para mí, resignificarlas. Que al momento de tocarlas en vivo no sea algo mecánico sino que sigan teniendo un sentido, que sigan transmitiendo algo al público. Últimamente cambiamos apenas el arreglo, y esos cambios mínimos nos generaron como un reencuentro con la canción y otro entusiasmo.

¿Cómo suelen trabajar las canciones, aparece el título primero o hay alguna frase disparadora?

El título en mi caso es siempre lo último. Se lo pongo cuando las tengo que registrar en SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música) o anotar en la contratapa del disco. Siempre me cuesta mucho ponerle títulos. Lo primero que surge son las melodías. Canto mucho en general, durante el día. Y a veces canto canciones existentes y a veces canto cosas que no sé qué son y muchas veces terminan siendo melodías de canciones. Pero también es eso, el misterio que mencioné hace un ratito. Si bien soy muy defensora de desromantizar el arte y comprender que cualquier persona con herramientas puede ser artista, que el artista no es un ser superdotado y divino, sí creo que el arte tiene una cierta magia que está a disposición de todos, solo hay que escucharla. Entonces lo primero que aparecen son las melodías, después la letra, que siempre les presto mucha atención. Y lo último son las armonías, donde me siento en la guitarra a ver cómo se toca. 

El mes pasado estuviste en el Cine Select con tu selección de películas infaltables que había que ver antes de morir. Si tuvieras que elegir 7 canciones, ¿cuáles serían?

Me encanta esta pregunta, la tengo que pensar. Se me vienen a la mente artistas sobre todo, más que canciones. Pienso tal vez en 7 discos que tal vez me llevaría a una isla desierta: Disco de Oro de Los Abuelos de la Nada, Sound & color de Alabama Shakes, Prender un fuego de Marilina Bertoldi, Lioness Hidden Treasures de Amy Winehouse, Glow de Alice Phoebe Lou, Reputation de Taylor Swift y Hasta la Raíz de Natalia Lafourcade.

Entradas disponibles en: https://www.plateanet.com/obra/20903?obra=LA-SANCHEZ-VIAMONTE—PUEBLA&paso=inicio