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El Estrellero y su fla intenso

Fotografía: Luciana Demichelis

Hay una anécdota harto conocida sobre la génesis de El Estrellero: Juan Irio escucha en la radio una canción de Lautaro Barceló, se siente atraído; la reconoce como propia aunque no. Luego se conocen, el tiempo les da la razón y el viento y la banda los amontona.

Pero hay un lado B en la historia de este grupo que nació como trío, completado entonces por Gregorio Jauregui, el músico que recomendaría a otros dos jóvenes talentos de La Plata para que El Estrellero se convierta en el quinteto poderoso e intenso que es hoy. Minutos antes del primer ensayo delotrora trío, Jauregui vio cómo la mascota familiar, un perro ya desgastado por los años, saltaba dentro de la pileta semivacía del jardín de su casa. Lo sacó, vivo y malogrado como venía. Pero ya sin nadie a la vista, el animal volvió a saltar. La segunda fue la vencida y Goyo enfrentó un dilema: cancelar el ensayo y resolver cómo deshacerse y despedirsede ese cuerpo sin vida, o asistir igual a su cita con la música. Con la remera empapada de sangre y una sonrisa que sus compañeros aún recuerdan, fue al encuentro de Irio y Barceló, que ni advirtieron las manchas. No había tiempo que perder.

En poco más de tres años, ese ímpetu se expresó en forma de canciones. Desde Drama (2016), su álbum debut, la banda hilvanó tres producciones en las que descubre, paso a paso, nuevas formas de arribar a la canción. O lo que es lo mismo, viendo su inagotable capacidad de hacer melodías épicas, nuevas formas de cambiar de piel y aun así conmover. A la urgencia de aquella “ópera prima” -al decir de Barceló- le siguió Los Magos (2017), un disco ambicioso que se da de bruces con la decadente realidad política y social argentina y abre nuevos caminos tímbricos. Los teclados de Juan Baro Latrubesse ganan presencia, asoma un tercer compositor y cantante, el guitarrista Alejo Klimavicius; parece haber una mejor interacción entre los músicos –esas guitarras- y las canciones tienen un desarrollo más progresivo. Así hasta llegar a El Fla, el ¿simple?, ¿EP? -ellos eligen la opción uno- que acaban de publicar en todas las tiendas digitales.

El Fla es la primera de sus obras que no tendrá edición física. “En esta situación no nos conviene”, dice Lautaro, a lo que Irio agrega: “la gente no tiene plata para pagar el gas. Pero nunca vamos a dejar de hacer discos”. Por si no se entiende la noción de ‘disco’ como idea más allá del mero formato, Alejo completa: “Un tema puede garpar como single -analiza ante el aluvión de artistas que eligen esa opción-, pero todavía está ‘esa cosa’que tiene que durar 40 minutos”.

No es la única diferencia entre El Fla y sus antecesores. El Estrellero asegura“descubrir una obra en tres actos acerca de la caída, reposo y rescate de un mal viaje”. Es, de seguro, una buena forma de enlazar tres canciones que desde el registro sonoro hasta el textural son totalmente distintas entre sí. “Para lo que es El Estrellero es raro ‘El Fla’, es otra cosa desde lo estilístico”, reconoce Barceló. “Es una canción que empecé yo y la terminamos con Lau, en un plan más T-Rex, pero acústico”, apoya Irio. ‘Fatal’ le sigue en zaga y es el tema más identificable al breve pasado del grupo, el único de los tres del single-EP a banda completa.

“Lo que salga bien”, de Juan Baro Latrubesse y cantada por el propio pianista, es otra novedad total. No solo por la incorporación de una nueva voz compositora -solo falta que haga lo propio Jauregui- sino por el vuelo de la canción, que linkea con el tema-título en la lírica –“ese fla que era tan intenso”– y estremece con su eco cristalino de cajita musical. Sus compañeros dicen sin dudar que Baro es el mejor de los cinco. Y la mejor persona. Él se ríe, tímido, pero les da la razón.

En un momento de la charla mencionan que tienen música suficiente como para hacer cuatro o cinco discos. El show que van a brindar el sábado en el festival Ciudad Emergente es el último que darán en el año: la semana próxima entran a grabar su cuarta producción, que sería un disco a la manera de los dos primeros, pero puede llegar a convertirse en un combo de tres EPs. Canciones sobran y las trabajarán en lo que queda de 2018 y el verano del año próximo para que el disco, EP, colección de singles o lo que sea que decidan publicar, vea la luz a mediados de 2019.

“Hay un hilo común que es el miedo, son canciones como de horror, climas de película de terror, letras de espanto… rare. En España se le dice ‘alucine’, es una palabra que acá suena a otra cosa. La unión de los dos significados es este disco: lo desconocido. Miedo freudiano”, aventura el bajista, como si ya tuvieran entre manos el concepto general.

Por si fuera poco, los proyectos paralelos afloran. La Diáspora Estrellera dice que Juan Irio también planea grabar un disco solista-con-banda, mientras imagina junto a Lautaro un nuevo grupo “con un sonido más soul”. Barceló, a su vez, divide su tiempo entre emprendimientos gastronómicos, su estudio de grabación El Desierto y -allende lo que pueda comenzar con su cofrade Irio y su propia carrera solista en stand-by– Niños Knoll, el grupo que formó junto a Pablo Matías Vidal de Los Valses y Juan Baro Latrubesse. ¿El niño estrella de El Estrellero? Sí, y también el pianista que ingresó hace un tiempo a Fus Delei, banda en la que tocan… Alejo Klimavicius y Gregorio Jauregui. Parece joda, pero quedó y es en serio. Baro y Alejo también hacen lo suyo a solas, y Goyo es, a su vez, emprendedorista en Reales, otra banda ascendente de La Plata.

Resuena una frase que Alejo suelta al pasar: “Lo que veo es que estamos siempre queriendo que entre data. Pasa tanto en el plano individual como en banda”. Acto seguido, Jauregui analiza la interna del grupo habiendo tantos proyectos -todos al abrigo de la suave cobija de Pontaco Editores, el sello que fundaron para editar Los Magos y ahora incorporó a Pels y Los Años Rojos como nuevas caras bonitas-, y sentencia: “lo bueno es que sabemos ordenar las ideas. Creo que ese es el mayor talento que tenemos”. Así no hay perro muerto que acabe con la rabia de El Estrellero.

Periodista y músico. Monotributista al día (eso cree). Colabora habitualmente en La Agenda y Rock Salta y hace 11 años edita el blog La música es del aire, que tiene su contraparte radiofónica en Radio Atómika. Hincha de Racing, nacional y popular. Todavía compra discos.