Déjame llevarte: el viaje de Bandalos Chinos
Entre una poesía cotidiana y moderna, una sonoridad retro y una ida al desierto estadounidense para grabar su disco, los Bandalos Chinos proponen un viaje en espiral hacia su propia fantasía.
Goyo Degano está parado frente a un atril en la inmensidad de la sala para grabar unas tomas de voz. Los auriculares aprietan su inmensa cabellera rubia. Adan Jodorowski entra al estudio, se acerca al cantante y casi con un susurro de su español afrancesado le propone una fantasía al oído, una mentira develada entre los dos. “Imaginá que estamos grabando esto en cinta. No queda más. Esta es tu última toma”, le alerta al cantante y regresa en silencio al control a observar todo detrás del vidrio.
Degano se funde en la ilusión propuesta y llena de matices, de interpretación, de brillo pop, las voces que completan su más reciente trabajo de estudio, ‘BACH’, grabado durante los primeros veinte días del 2018 en Sonic Ranch, un estudio situado en el medio de desierto texano en Estados Unidos.
Luego de un disco debut con una formación distinta y dos EPs muy bien recibidos por el público, los Bandalos Chinos se catapultaron como uno de los grupos más prometedores de la escena independiente local. Conciertos con entradas agotadas, viajes por todo el país y latinoamérica, incluido un show en el festival Vive Latino mexicano, condensan un presente inmejorable para el grupo formado en Beccar hace diez años.
“Los últimos dos años fueron muy intensos, una montaña rusa de cosas que nos pasaron, estando de gira, estando todo el día juntos. Desde que nazcan las sobrinas de él — señala a Degano —, cuando su hermana es mi mejor amiga desde los 15 años y no estar, o que se muera un amigo y no estar presente. Nos empezaron a pasar cosas así fuertes, y todo eso fue cargando de que por ahí a diferencia de lo anterior, teníamos algo que sentíamos que queríamos decir, una manera de ver el mundo”, reflexiona Tomás Verduga, guitarrista de la banda.
BACH apareció a mediados del 2018 con la intención de dar un puntapié fuerte como banda, consolidando en un larga duración la formación que trabajó ‘Nunca estuve acá’ (2014) y ‘En el aire’ (2016), pero cambiando de fondo la forma de trabajo. Luego de autoproducirse y apuntar a un sonido más refinado y francés, la banda que completan los hermanos Iñaki y Salvador Colombo, Nicolás Rodríguez, y Matías Verduga, cambió de frente yendo de fondo con la canción luego de un viaje compositivo a las sierras cordobesas y de un email intrépido que tuvo un buen destino, bajo la recomendación de su amigo Juan Ingaramo.
“En un ataque de caradurismo le escribimos un mail a Adan Jodorowsky. Se tomó como una semana para respondernos y nos dijo: ‘Me encanta lo que hacen. Ya lo he escuchado. Vamos a trabajar juntos. Quiero hacerlo lo más Bandalos Chinos que pueda’. Como que su objetivo era ese, que no sonara a nada más que no fuera Bandalos Chinos. Incluso oficiaba más que de productor, como una suerte de gurú, de guía espiritual”, recuerda con alegría Degano.
Adan Jodorowsky es un músico, actor y director de cine franco-mexicano, hijo del escritor y cineasta chileno Alejandro Jodorowski. Su trabajo como productor de los discos solistas de León Larregui, voz en la banda mexicana Zoé, que logró varias nominaciones al Grammy Latino, lo hicieron desembarcar en el viaje propuesto con los Bandalos. Pero con un solo recaudo: al estudio debían llegar las canciones lo más despojadas que se pudiera. Guitarra y voz. Después se verían los arreglos, la sonoridad. El resto eran agregados. Lo que sobrevive son las canciones, descarnadas y despojadas de cualquier elemento que no precisaran.
“Antes estábamos más enfocados en la producción. Quizás al ser un proyecto que arrancó con la sola idea de juntarnos entre nosotros, que habíamos tenido proyectos anteriores y grupos juntos desde los 10 años, con el simple objetivo de hacer nuestras canciones. Sin saber cómo queríamos sonar, si nos gustaba tal o cual banda, o si queríamos lograr tal sonido. Entonces fue todo un proceso de descubrir y de experimentación incluso con esos dos EPs, que fue de repente tener una canción como ‘Isla’ y estar seis meses produciéndola. Y creo que en gran parte empujados por Adán y una búsqueda nuestra de salir a decir algo concreto como artistas, llegó este nuevo enfoque de agarrar y centrarnos en las canciones”, reflexiona Goyo Degano en la redacción de ADM.
Durante el proceso de composición de ‘BACH’, la banda empezó a intercambiar música. Música disco, discos de finales de los 70 y principios de los ochenta. ‘Discovery’ de la ELO, Donald Fagen, Prince, Steely Dan, fueron algunos de los que tomaron fuerza dentro del gusto de la banda e iniciaron un sendero estético que se volcaría desde lo sonoro como la aparición del saxo como recurso, el vestuario con ambos a cuadrille de Degano y los videoclips 4:3 con brillo VHS dirigidos por Tomás Terzano, director e íntimo colaborador de la banda. “Él además de ser nuestro amigo, creció artísticamente a la par nuestra y comprende muy bien el universo estético de Bandalos Chinos”, cuenta el guitarrista.
La banda grabó en el medio de la fantasía propuesta por el estudio Sonic Ranch. Alejados de todo, en el medio del desierto en otro país. Solo ellos y sus canciones con un marco donde la técnica colaboró con su propósito. “En parte yendo hacia atrás es que encontramos este nuevo sonido. Como escuchando esa música vieja apareció esta retromanía, incluso desde la producción, porque grabamos con todos instrumentos vintage, la consola NEVE de Sonic Ranch que perteneció a Motown, a Madonna y después la compró el estudio. Por esos mismos canales grabamos nosotros. Entonces toda esa mística obviamente termina influyendo en el disco”, explica Goyo.
En BACH aparecen textos como ‘tuve que mirar todas tu historias/ no quería verlo’ o ‘no es amor lo que te traje’. Infinidad de imágenes despojadas de cualquier pretensión de exceso. Directas y visuales, acompañadas de melodías pop que lejos de la inocencia proponen una reflexión de la cotidianeidad del amor y las relaciones modernas.
“Hay un trabajo de dejar de escudarse en tanto palabreo y empezar a perder el miedo a contar lo que nos pasa sin pensar que es poco o que no le va a interesar a nadie. Hubo un trabajo de una poesía colectiva y de abrirnos entre nosotros, contarnos cosas que, a pesar de conocernos hace más de 15 años, muchos no sabíamos. La lírica de BACH aparece de una comunión de sentimientos puestos en ese momento”, sincera el vocalista. Verduga agrega: “Sentíamos que le faltaba madurez a nuestra lírica. Es difícil tratar de ser poético sin ser empalagoso o no siendo poético sino tratando de ser poético, la pose. Y que a la vez sean cosas que la gente se puede identificar. Tuvimos el trabajo de desarrollar una voz poética, porque no hay un solo compositor, sino un colectivo”.
En esa cosmovisión los Bandalos Chinos entienden que las formas construir su propia fantasía cambió en este momento de la música. “Nosotros también somos público y creo el público busca cosas reales. Esa imagen idílica del personaje inalcanzable fue. El rockstar murió”, arriesga Degano.
Y en ese riesgo es que la banda de Beccar sigue pensando su propia obra como un proceso, como un viaje. Planean otro éxodo a la sierra para dar forma a otro puñado de canciones y grabar nuevamente en Sonic Ranch a comienzos del 2020, nuevamente bajo el comando espiritual de Adán Jodorowsky. Planean nuevos desembarcos mexicanos, y sobre todo siguen sumando adeptos a su propia fantasía pop que no deja de sorprenderlos. “Este presente es increíble, no dejamos de tener un inmensa sensación de gratitud, de trabajar y viajar con la música que creamos”, sincera el cantante.