Miranda y el desierto florido del pop nacional
Fotografía: Martina Ledesma
En el Desierto de Atacama chileno, uno de los lugares más secos del mundo, hay un fenómeno que ocurre cada 10 o 20 años dependiendo de las lluvias, el clima y vaya uno a saber qué más. Cruzando por la Ruta 5, con el Pacífico de un lado y la Cordillera del otro, el desierto brinda un extraño espectáculo natural: se florece. Doscientas especies de flora multicolor pintan la inhóspita inmensidad y por un momento el hostil paisaje se cubre de vida. Con el pop argentino luego del 2001, nuestro país tuvo su propio desierto florido. En una Argentina que también puede ser pensada como el Desierto de Atacama, arrasada por la peor crisis económica, social, financiera e institucional más grande de su historia, el helicóptero de De La Rúa, los 30 muertos en diciembre, 5 presidentes y la feroz represión bajo el gobierno de Duhalde con Kosteki y Santillán asesinados por la policía, la escena under del pop nacional floreció y coloreó todo con lentejuelas y glitter.
Es Mentira de Miranda! fue el disco que lideró el gran momento de bandas como Adicta, Azafata o Leo García. Lanzado el 11 de noviembre del 2002, Alejandro Sergi y Juliana Gattas inyectaron una cuota de felicidad post-crisis abriendo los cuerpos a la pista de baile. Algo similar a lo que sucedió con Virus y su disco Hay Que Salir de Agujero Interior en 1983, otro desierto florido en la historia de la música local. El grupo de los hermanos Moura, sabía lo que era la dictadura, un hermano desaparecido sintetiza el horror de esos años. Sin embargo, los Virus tenían otro plan: volver a encontrarse y salir de la oscuridad para coger y bailar.
Miranda! creció sobre los escenarios de Cemento, pequeños antros o fiestas electrónicas con su pop cuidado de letras tristes que emanaba olor a transpiración y sexo. El cuarteto lo completaban Bruno de Vincenti en programaciones y Lolo Fuentes en guitarra. Se formaron en julio del 2001 y ya en 2002 eran elegidos como revelación por Gustavo Cerati por su canción «Imán».
Por su lado, Sergi siempre fue un confeso fanático de Prince y su disco debut es uno de los álbumes que mejor capitalizó el legado del genio de Minneapolis en nuestro país. Desde sus inicios, la propuesta de Miranda! fue cuidada desde el sonido hasta la estética escénica. Sin embargo, el principal aspecto que marcó los primeros años de la banda fue la utilización de la misma ambigüedad sexual que había hecho Prince en «If I was your girlfriend», por ejemplo. Tal como dijo Simon Reynolds, más allá de la letra -donde el cantante tiene un anhelo tan fuerte de acercarse a su amante que siente que su propio género es una barrera para llegar a una intimidad máxima-, el golpe maestro técnico y conceptual en The Sign Of The Times fue la modificación en la voz para crear el alter ego femenino: Camille. Ale Sergi recoge el guante y, ayudado por su amplio registro vocal, su gran falsete y la belleza vocal de Juliana Gattas, también coquetea con la androginia en «Romix», la canción más porno-pop del álbum. «Desde que te he conocido que quiero dormir contigo acércate / Nos mantendremos despiertos / Quisiera pasar la noche más sexy en toda mi vida junto a ti / Quiero olvidarme del tiempo / Así me das lo que te brota cuando me amas«, dice la letra mientras el narrador se mete en la cama de su amante sobre el que no especifíca su género en ningún momento de la canción.
Desde los inicios de la banda, los circuitos que habitaban, su apertura, su propuesta estética, las letras e incluso su sonido de liberación, Miranda! fue un fuerte lugar de referencia para la comunidad LGBT. Sus recitales abrieron la pista y se transformaron en un lugar amigable tanto para la comunidad como para adolescentes, aún cuando las letras tanto de Es Mentira como de Sin Restricciones (2004), su segundo álbum, nunca dejaron de tener al sexo sucio como protagonista. Si bien los escenarios o el mismo público habían cambiado, las letras de Miranda! nunca enmascararon el tema sexual con metáforas elegantes y mucho menos bajo un faro moral: «Yo quiero hacerte las cosas más sucias de modo elegante / Yo quiero que te toques para mi / Quiero tocarme y acabar en ti / Ay, si supieras como me emociona de solo pensarlo«, cantaron luego en «El Profe».
Otro de los puntos claves en Es Mentira es el tono de las letras a lo largo de todas las canciones. Como Bob Dylan en Blood on The Tracks (1975) lamentándose de su divorcio con Shirley Marlin Noznisky, Bon Iver dedicando For Emma, Forever Ago (2007) o Fito Páez componiendo El Amor Después del Amor (1992), uno de los discos más exitosos del rock nacional dedicado para Cecilia Roth, Miranda! se despachó con su propio gran disco de ruptura. «Fuiste la primera en hacer cosas como esta / me has hecho sentir realmente mal / y supongo que yo te hice sentir igual«, cantaron en «Horóscopo» o «Me hiciste pensar que me ibas a amar / que me adorarías y ahora te vas / pedirás hablar / te disculparás / llorarás un poco y te marcharás» reprochaban en «Tu Juego».
Sumado a esta carga emotiva, el legado de la poesía barroca de Leonardo Favio plagada de conciencia de crisis, pesimismo y desengaño puede verse en una canción como «Imán». El cantante y director decía en «Ella ya me olvidó»: «Ella ya me olvidó / yo la recuerdo ahora / era como la primavera / su anochecido pelo / su voz dormida al beso / Y junto al mar la fiebre / que me llevo a su entraña / y soñamos con hijos que nos robó la playa«. Con la misma tristeza novelera y el lamento de los que son dejados, Sergi cantaba: «¿Cómo que te vas con él? / ¿cómo me dejas así? / ¿no ves que me muero? / ¿no ves que no puedo olvidarte? / arreglemos esto / volemos por última vez al desierto«.
El primer disco de Miranda! fue el desierto florido después de la Argentina del 2001 y el inicio del camino de la banda hacia las grandes ligas de la masividad y el podio del pop nacional. Es Mentira demuestra que sin importar quién seas, qué pase en el mundo o qué tan triste estés, siempre hay tiempo para bailar, vestirse lindo y encontrarse con otro.