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falleció Carlos Busqued

Cartografía Busqued: la muerte de un escritor de los bordes

El músico y escritor Emiliano Pasquier, lector fanático de Carlos Busqued, desentraña las obsesiones y los delirios del escritor, y arriesga: ¿es su Twitter una suerte de continuidad de su obra?

Fotografía por Adrián Escandar

Apenas unas horas después de que se lo viera activo en Twitter, empezó a circular por las redes sociales el rumor de la muerte de Carlos Busqued, escritor de dos de los libros más memorables de nuestra literatura en los últimos años. Cuando se confirmó el fallecimiento, el dolor fue doble: además de inesperada, quedó la sensación de que la muerte nos arrebató a un tipo que todavía tenía mucho por decir.

Busqued fue, en el campo literario argentino reciente, un raro. Un outsider. Ingeniero metalúrgico de profesión, se hizo conocido por tener una mención como finalista en la edición 2008 del Premio Herralde, lo que le valió ser editado por Anagrama. Cuando salió Bajo este sol tremendo, en 2009, nadie se lo esperó. Busqued, de la ciudad chaqueña de Roque Saenz Peña, nunca antes había publicado un libro y apenas tenía un par de blogs y colaboraciones en revistas. Esas 180 páginas eran una piña en el hígado, un cachetazo violento.

Bajo este sol tremendo relata el viaje de Cetarti a Lapachito, un pueblo derruido en el interior chaqueño, para hacerse cargo de los cadáveres de su madre y su hermano, asesinados a escopetazos. A partir de ese hecho conoce a Duarte, un ex militar retirado, y comienza un derrotero donde la oscuridad del pueblo se va revelando poco a poco. Un libro con una carga de violencia inusual, en donde se abordan temas como la herencia de la dictadura, la banalidad del mal, la sordidez del interior profundo. Un libro denso y hasta por momentos sofocante. Si hay que elegir un género musical para comparar con la prosa de Carlos, sin dudas sería el Death Metal: los dos comparten una fascinación por los extremos, por lo escatológico, por la oscuridad más explícita.

En el medio de la oscuridad, también estaba la ironía: Busqued tenía el mérito de hacer reír en momentos incómodos, como en el diálogo de dos personajes de su primera novela en la que discuten la mejor manera de torturar a una elefanta mientras mantienen a una persona secuestrada en su casa. O en las anécdotas carcelarias de Ricardo Melogno, asesino de cuatro taxistas en 1982, el segundo preso más longevo de Argentina detrás de Robledo Puch y protagonista de Magnetizado, su segundo libro.

Magnetizado, editado 10 años después de su primera novela, es un ejercicio impecable del non-fiction. Después de grabar durante 90 horas a Melogno, cualquier otro escritor podría haberse quedado en la superficialidad de su historia tumbera. Busqued tuvo la sensibilidad para escribir un libro expansivo que, armado solamente con el recurso de la entrevista, se convierte en una obra que muestra hasta qué punto puede llegar la violencia que practican las instituciones sobre las personas.

Más allá de sus dos libros, su cuenta de Twitter es parte indisociable de su obra. De alguna manera su tercer libro, mucho más extenso, inabarcable y caótico, pero no por eso menos denso, oscuro e irónico. En esa red social, Busqued compartía información histórica de aviones militares, fotos de tetas y de hentai, datos sobre calamares gigantes y otros animales extraños, información sobre Corea del Norte y chistes que tranquilamente podrían formar parte de una rutina humorística de los Midachi.

Además de la fascinación por temas aparentemente insólitos, sus tuits, generalmente escritos sin signos de puntuación y a veces hasta con faltas de ortografía –en de sus últimos tuits compartió una canción japonesa y puso “temaso”– también tenían la carga provocadora que caracteriza a la red social.

El twitter de Busqued era una extensión de su obra, un mapa de los temas que lo fascinaban y un intento por intentar derrumbar la admiración y la seriedad que podía llegar a despertar su condición de escritor reconocido. Una combinación corrosiva que desorientaba e incomodaba por igual. ¿Pueden ser los tuits literatura? Si leemos los de Busqued no podemos responder otra cosa que no sea sí.

En su cuenta de Twitter eligió pelearse con la pose de “escritor serio”, lugar que siempre le causó repulsión y donde quisieron encasillarlo después de haber sido reconocido por un editor del prestigio de Herralde. Desde ahí, construyó ese personaje que odiaba a todo y a todos, pero por sobre todas las cosas, rechazaba la pose de escritor solemne y reflexivo sobre las problemáticas sobre las que “había que hablar”.

También en la red social contaba los encuentros que todavía mantenía con Ricardo Melogno, el protagonista de su segundo libro. Desde ahí, también, siempre mostró afecto e interés por los personajes que se mantenían en los bordes.

Paradójicamente, gracias a su perfil de Twitter ganó reconocimiento y logró que su primera novela se vuelva un “libro de culto” y se reedite en 2017, después de años de mantenerse agotada. En ese mismo año salió la película El otro hermano, basada en su primera novela y dirigida por Adrián Caetano. Busqued, que en una primera instancia se había mostrado abierto con el proyecto, más tarde atacó y dijo detestar la película, y más tarde negó haberla visto.

Si bien la película no está mal –sobre todo en el catálogo bastante flaco de largometrajes de Netflix–  está lejos de hacerle justicia a la catarata de violencia que es su primera obra. La sensación que deja es que se perdió la oportunidad de hacer una película que capte la maldad en los pueblos desolados tal como hicieron los hermanos Coen en No country for old men, novela de Cormac McCarthy, uno de los escritores contemporáneos con los que podemos conectar a Busqued. Antes que verla siempre es más recomendable leer el libro, que casi puede terminarse en el mismo tiempo de visionado de la película.

Su última publicación fue un relato inédito –en el que nombra a Hitler, Jim Jones y Damo Suzuki– publicado en la edición especial epílogo de la mítica revista Cerdos y Peces, con la que compartía el interés por lo marginal, la violencia, lo sórdido y el lumpenaje. Nos quedaremos con las ganas de leer su tercer libro, en el que se encontraba trabajando antes de que lo encontrara la muerte. 

En Twitter, varios usuarios destacaron que Busqued seguramente murió como vivió: odiando a todos y a todo. Detrás de ese personaje que supo construir, también existía un escritor con la sensibilidad para poner el ojo sobre los marginados y también con la valentía para retratar a los monstruos más oscuros. No nos queda otra para los que nos quedamos en este mundo horrible que saludarte y desearte un buen viaje, Carlos.