Emmanuel Horvilleur: mi reino por volverte a ver
El artista regresa a La Plata luego de un largo tiempo, esta vez para presentar su último disco PITADA en el Coliseo Podestá este domingo 24 de octubre a las 21 horas.
Emmanuel Horvilleur está de pie frente a su público en un teatro porteño colmado después de casi dos años. Se trata de la presentación de PITADA, lanzado el 22 de abril pasado. Su público toma las riendas de la sala y el artista junto a su banda se dedican a observar. Una energía extraña invade su cuerpo.
Si bien no llegaron a ser 1000 los días sin conciertos, la vuelta de Horvilleur a los escenarios lo trae con un nuevo disco donde revisita su obra junto a dos estrenos —Tu Estado y la canción que da nombre al material— bajo una idea novedosa dentro de su recorrido pop solista iniciado en 2001 con Música y Delirio.
PITADA más que un álbum es un proyecto audiovisual, desarrollado junto a la productora Que Calido en el que Horvilleur despoja sus canciones para llegar a su esencia natural. Pitada está dividido en cuatro actos/paisajes sonoros en los que Emmanuel y el trío folk que lo acompaña interpretan doce canciones con una frescura acústica registrada en directo en la naturaleza, en un campo de la Provincia de Buenos Aires.
ADM conversó con el artista a propósito de su presentación este domingo 24 en el Teatro Coliseo Podestá.
Hace un tiempo vos habías señalado que nuestro país, en términos de comunidad cultural y de comunión de todos los artistas, no se compartía cierto espíritu como sí sucede en Brasil donde todos los referentes de su música comparten no solo escenario, sino que también hacen discos juntos, giran, promueven otros artistas. ¿Cómo lo ves a eso hoy?
Yo creo que en ese sentido está mucho más pulido todo eso. Ayer escuchaba una entrevista de un pibe trapero, y contaba que directamente viven todos juntos. Son como un Rat Pack de la época. Yo sentía que capaz mi generación no había tenido eso, más allá de los festivales que fuimos parte, como el Nuevo Rock Argentino. Nuestra generación no había tenido una cosa tan unida y tan de intentar mezclarse con otros. Eso me parece que está bueno de esta época donde pasa que algunas bandas más de este momento me invitan a cantar y yo lo disfruto. Me parece que está bueno, que si hay artísticamente cosas en común se dan buenos resultados con la mezcla.
Hay algo también de que tal vez se diluyó cierto ego que aparecía con la figura de un rockstar mesiánico e inalcanzable. Por ahí el público disfruta de artistas que siente más cercanos…
Yo por un lado tengo que ser sincero. En los noventa y principios de los 2000, Illya Kuryaki and the Valderramas estaba en las antípodas de la idea del rock barrial. El rock barrial se subía a un escenario con esa idea de vestirse igual que el público. Yo no, yo quería ser de otro planeta, quería ser como un funkero. De pelar espectáculo y show. Pero yo creo que eso va por un carril diferente. Cuando me subo a un escenario, es como un terreno donde no está la ley, la ley es otra. Es el terreno de la fantasía y de la ilusión. Para mi, desde la música que hacíamos con Dante y un montón de cosas me gustaba eso, nos gustaba llevar a la gente como si fuera un viaje como los Parliament Funkadelic que se bajaban de una nave. Ese era nuestro gusto. Pero eso no va en desmedro de compartir con otros músicos. Yo disfruté un montón grabar las canciones de PITADA con Goyo de Bandalos Chinos, con Zoe, con Chiara. Hay algo que se potencia en el encuentro. Me gusta poder mezclarme con otras propuestas y ver qué pasa. Me parece también que esa idea del solista guardado en su mundo es muy aburrida. Yo soy solista porque me llamo Emmanuel Horvilleur pero tranquilamente podría tener una banda. Me gustaría ser un solista tipo Bruce Springsteen, que tiene la misma banda hace mil años. No lo puedo hacer porque en este momento los músicos tienen que tocar en más de tres bandas para estar cubiertos.
Vos lanzas tu carrera solista en 2001 con Música y Delirio, en un momento donde ese rock barrial que mencionabas estaba sonando en las radios, copando festivales, algo muy distinto a lo que se vive hoy en términos de escena. La bandera de la canción pop no tenía un lugar cómodo en ese momento. Ese año sale Jessico de Babasónicos. Al año siguiente Es mentira de Miranda!. ¿Vos sentís que desde ese lugar plantaron un germen que hoy se ve consolidado en la escena actual?
Tampoco es que me quiera poner en contra de un rock que por un lado también era muy amplio en sus propuestas. No todas las bandas eran lo mismo haciendo rock. El rock siempre es amplio y cada uno lleva su bandera. Nombraste a los Baba, a Miranda, a mi. Ellos son bandas muy populares. Lo mismo viniendo de IKV fue un largo camino. Saqué Música y Delirio que fue un disco al que le fue bien. Me permitió empezar a tocar en festivales, teatros. El disco más exitoso de mi primer momento solista fue Mordisco, que fue un disco donde logré un poco hacer un resumen de todo. Después vino Amor en polvo que siguió ese color. Y ahí volví con IKV. Fueron 10 años intensos con cuatro discos. Muchos músicos de esta generación actual de pop y rock, que juegan con los estilos me han dicho que esos discos les han servido de inspiración. Está buenísimo, porque yo en el momento que los saqué no estaba tan acompañado. Tal vez estoy más acompañado ahora por esos músicos que están haciendo cosas nuevas ahora, léase Conociendo Rusia, Bandalos Chinos, Silvestre y la Naranja, Zoe, Chiara Parravicini, todos artistas que eran más pendejos cuando yo estaba haciendo esos discos. Está buenísimo que esa música haya sido un pequeño caldo de cultivo para que toda esta movida sea una realidad mucho más fuerte.
PITADA es una suerte de película, de disco experiencial. Fue grabado en un momento de la pandemia donde el plan de volver a los conciertos todavía era lejana. ¿Cómo surge la idea?
PITADA es una respuesta directa a ese momento de cuarentena. Tampoco tenía muchas ganas de hacer un streaming en un estudio. Realmente tengo que decir que fui un tipo que se cuidó mucho durante la cuarentena. No tenía intenciones de agarrarme esta mierda. Esa es la verdad. No me la agarré por suerte, toco madera, pero me cuidé mucho. Sentía que ir a la naturaleza y poder hacerlo de esta manera íbamos a estar más cuidados todos. También en todas sus variantes llevar estas canciones a la naturaleza y llevar este pequeño dogma sonoro de percusión, bajo y contrabajo, guitarras y voces. Era lindo poder escuchar las canciones en una versión más reducida y ver cómo sonaban. Se dio una cosa muy linda de esa convivencia en los dos días que grabamos, más los tres o cuatro días de ensayo que tuvimos. Volvimos a hacer música después de un montón de meses. Todo eso esta ahí, se puede ver en PITADA toda esa cosa humana.
Al no haber conciertos, el streaming para muchos y muchas artistas fue una salida para poder estar cerca de sus públicos, de generar material, de generar un ingreso. Me da la sensación de que esa dinámica nunca terminó de impactar del todo en la gente. ¿El show en vivo es irremplazable?
Un show es como estar en una película. Por algo nos gusta tanto y por algo va tanta gente a los shows, y por algo han pasado tantas cosas buenas y malas en los conciertos. El humano exterioriza ahí en esa cosa que viene no sé, desde los romanos en los coliseos si querés. Desde que se inventó la expresión cultural, de ver a la gente frente a uno y la interacción. El otro día estábamos tocando, terminamos No Como y la gente comenzó a aplaudir hasta que ese aplauso comenzó a transformarse en otra cosa que yo ya no la manejaba. La gente empezó a gritar sola. Yo pensaba: ‘Wow, ¿que esta pasando acá? Se están sacando algo afuera’. Es como un exorcismo, después de tanto tiempo sin salir, como que la gente se estaba expresando. Antes de acostarme ese día pensaba en ese momento, de lo bueno que fue, de esa sensación. La gente tomó las riendas del asunto. Eso tiene el show en vivo, que hay algo que uno no maneja. En PITADA intentamos reemplazar un poco esta cosa del show y logramos esa peliculita, pero obviamente la ceremonia que se da cuando uno se enfrenta al público es increíble. Ojalá que siga así.
Las entradas para ver la presentación de PITADA en el Teatro Coliseo Podestá pueden conseguirse aquí